Viaje por la historia de Cúllar a través de los ojos de quienes han sido testigos del paso del tiempo en estas tierras

martes, 8 de mayo de 2018

La Feria de Cúllar en los años 50



LA FERIA TAL Y COMO YO LA CONOCÍ

Eran por los años 54 cuando yo acompañado de mi padre empecé a venir a la feria, veníamos de un anejo rural donde todas las familias vivían de la agricultura, teníamos caballerías, por aquellos años imprescindibles porque hacían falta para todos trabajos agrícolas, como arar, cargar leña, agua y otros trabajos

En las casas había por lo menos un par de mulas para labrar y trillar y más adelante para segar; una o dos burras para cargar y en ocasiones para criar, que en aquel tiempo era muy rentable; también podía haber una yegua, estas solo para criar y en ocasiones para montarla si había que ir algún sitio algo retirado, eran rentables tanto la una como la otra, también se recriaban algún muleto que después se vendían en la feria, por eso era tan importante como necesaria.
Estos animales se clasificaban por razas y edad eran las siguientes:

Empezando por la mula que es la mas complicada hija de burro y yegua son castellanas las hijas de burra y caballo son son romas, las hijas de burro y burra son pollinas, las hijas de caballo son potros para saber la edad que tenían, era lo que mas les interesaba saber, según para lo que iban a ser destinados, cuando tenían cuatro o seis meses iban mamando de sus madres, cuando tenían dieciocho o veinte meses, tenían quincenas, ya eran para empezar a domarlos y a trabajar cuando de treinta meses a tres años se les conocía en la boca, mudaban los dos dientes de arriba llamados palas, a los cuatro años los dos siguientes uno de cada lado, a los anteriores siempre los de arriba, y a los cinco años los dos siguientes también uno de cada lado, después de esta muda empezaban a perder valor, porque ya no se sabia exactamente la edad que tenían.

Los pares que mejor se vendían eran macho romo y mula castellana de cuatro a cinco años, eran fuertes para el tiro y para la carga y muy dóciles, tanto que se les podía hablar como si fueran personas, al contrario de los machos castellanos eran flojos y ariscos, las mulas roma eran arissa y muy difícil de domar.

Por todo esto es por lo que era la feria tan importante, por el punto en que se encuentra el pueblo, entre levante y poniente, acudían gente de toda Andalucia, de la Mancha, Valencia, Murcia, venían piaras Galicia y Extremadura. 

Durante la Feria había caballerías por todas las eras menos en la mas alta, por allí era donde se les hacían las pruebas, cuando estaba el trato hecho, consistían en levantar las patas de atrás para ver si se dejaba y era mansa, montarse, aparejarlas y meterles la mano en el ombligo, esto por si estaban herniadas, los que no se dejaban hacer algo de esto el trato no era valido, los marchantes solían ir en grupos de cinco o mas personas uno o dos marchantes les que llevaban el dinero, los corredores y mozos de cuadras, eran los que se llevaban los animales a las cuadras después hacer las guías, estos no los perdían de vista a los marchantes, por que había gente de todo tipo, carterístas … para hacer las guías aquilaban un portal lo mas cerca posible a las eras donde se hacían los tratos, en este lugar se encotraba una pareja de la guardia civil, el veterinario, y uno o dos escribientes.
La Feria duraba cuatro diás, 27 28 29 y 30 los días mejores para vender eran 28 y 29 el primer día se hacían pocos tratos porque el que iba a vender pedian mucho y los que compraban ofrecían poco, por todo esto era la ilusión de todos los muchachos, la preparación de medio año, con los animales, tanto cuidarlos como domarlos y amansarlos, porque alguno que otro solía ser algo arisco.
Todo esto lo recuerdo con nostalgia, algo que pasó como la juventud, la misma vida, pero podemos decir que hemos sido la generación que mas cambios y mas progreso a conocido que ninguna otra ni antes ni después, hemos pasado de hacerlo todo a mano a que sea todo a maquina, se podrá mejorar pero siempre maquinaria, y no sentirá nadie la sensación de haber hecho cosas con las manos y después recrease en lo que hemos hecho como nos a pasado a nosotros