Nuestra adaptación a la ciudad no nos costo mucho , pues allí había gentes de todas partes de España, en el edificio donde fuimos a vivir, estábamos 12 familias de Andaluces, Extremeños, Gallegos, Castellanos, Valencianos, de Ceuta y hasta Catalanes. Había de todo como en botica, en el rellano donde estábamos nosotros, vivía una pareja joven catalana ella y de Castellón él ,Hortensia y Emilio tenían una niña pequeña de la edad de mi hermana Ascensión, con Hortensia aprendí mis primeras palabras en catalán.
Como el curso ya estaba bastante avanzado, no pude empezar en la escuela hasta el mes de septiembre,estuve 2 cursos yendo a la escuela, pues antes de cumplir los 14 años tuve que incorporarme a la vida laboral , aprendiz de fontanero, de electricista y de peón de albañil con mi padre en la obra .
Pronto hice amigos, muy buenos amigos, pues hoy día todavía tenemos contacto de vez en cuando .
La vida seguía su curso con 16 años, vinimos un verano a Cúllar , mis primeras vacaciones en mi pueblo, y no podéis imaginaros la rabia que me dio, cuando vi que habían arrancado el árbol de la Plaza de Abajo y la propia Plaza desaparecida, no se de quien fue la idea, pero se quedo bien lucido .
Los recuerdos me invadían, los buenos ratos pasados en ese lugar y el puente que había para pasar al fotógrafo de madera, en los días de verbena intentábamos hacernos un pequeño hueco entre los matorrales y cañas que ponían cerrando la plaza, los zagales nos teníamos que conformar con escuchar la música desde fuera, pues esas cosas eran para los mayores.
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